La modificación del Reglamento General de Circulación en España y su impacto en los ciclistas
La actualización del Reglamento General de Circulación (RGC) aprobada en 2025 marca un nuevo paso en la adaptación del tráfico español a los retos de la movilidad sostenible. Con la entrada en vigor del Real Decreto 465/2025, España moderniza su catálogo de señales, introduce ajustes en la protección de los usuarios vulnerables y refuerza normas clave que afectan a los ciclistas.
Aunque muchos cambios se centran en la señalización y la convivencia entre distintos tipos de vehículos —coches, bicicletas y vehículos de movilidad personal (VMP)—, esta reforma también aclara cuestiones prácticas que afectan directamente al día a día de quienes se desplazan sobre dos ruedas.
Principales cambios del nuevo reglamento
1. Modernización del catálogo de señales
2. Refuerzo de la protección al ciclista
Se mantiene la norma de respetar 1,5 metros de separación lateral en adelantamientos, pero la reforma recalca su cumplimiento estricto y amplía los supuestos en los que el adelantamiento queda prohibido. En vías estrechas o con curvas, los vehículos deben abstenerse de adelantar si no pueden mantener esa distancia de seguridad.
3. Circulación en sentido contrario en calles de baja velocidad
El nuevo reglamento permite que las bicicletas circulen en sentido contrario en calles de un solo sentido con velocidad limitada a 30 km/h o menos, siempre que esté debidamente señalizado. Esta medida busca mejorar la permeabilidad urbana y reducir trayectos innecesariamente largos o peligrosos.
4. Visibilidad y equipamiento
El uso de los arcenes: claridad y seguridad ante todo
Uno de los aspectos más relevantes para los ciclistas en carretera es el uso del arcén, regulado en el artículo 36 del RGC. La norma sigue estableciendo que los ciclistas deben circular por el arcén derecho si este es transitable y suficiente. Sin embargo, la reforma de 2025 ha introducido una aclaración fundamental:
“Solo cuando el arcén sea practicable, seguro y de anchura adecuada.”
Qué significa esto en la práctica
En autovías, la circulación en bicicleta solo está permitida en los tramos donde se indique expresamente, y siempre por el arcén derecho, para mayores de 14 años.
Grupos de ciclistas
Cuando circulan en grupo, pueden hacerlo en fila de a dos como máximo, ocupando el arcén si es practicable. Los conductores que los adelanten deben tratar al grupo como una sola unidad de tráfico, respetando la distancia lateral con todo el conjunto, no entre ciclistas individuales.
Por qué este matiz importa
Impacto en la seguridad y convivencia vial
La modernización del reglamento busca reforzar la idea de que el ciclista es un vehículo legítimo con derechos y deberes en la vía. Las nuevas señales y normas pretenden eliminar confusiones y fomentar una conducción más respetuosa.
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Señalización más comprensible: los nuevos pictogramas y paneles facilitan identificar zonas compartidas y carriles bici.
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Adelantamientos más seguros: la vigilancia de la distancia lateral mínima será prioritaria en 2025 y 2026.
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Circulación urbana más fluida: al permitir la circulación en sentido contrario en calles calmadas, se reducen trayectos inseguros y conflictos con peatones.
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Uso del arcén equilibrado: la seguridad personal tiene prioridad sobre la obligación de apartarse.
Implicaciones prácticas para los ciclistas
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Evalúa el arcén antes de usarlo. No te obligues a rodar sobre gravilla o asfalto roto.
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Sé visible. Usa luces y prendas reflectantes; la reforma refuerza su obligatoriedad en baja visibilidad.
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Circula en fila de a dos máximo en carretera; en vías estrechas, pasa a fila de uno.
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En ciudad, ocupa el centro del carril cuando la velocidad máxima sea 30 km/h o inferior.
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Revisa las nuevas señales: muchas incluyen símbolos de bicicleta, VMP o zonas de prioridad peatonal.
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Recuerda tus derechos. El reglamento protege tu seguridad incluso por encima de la fluidez del tráfico motorizado.
Críticas y retos pendientes
Las asociaciones ciclistas celebran la actualización del RGC como un paso positivo, pero advierten que la señalización no sustituye a la infraestructura. Carriles bici discontinuos, arcenes en mal estado o carreteras sin espacio seguro siguen siendo problemas estructurales que requieren inversión y planificación local.
También subrayan la necesidad de campañas de formación para conductores y ciclistas que expliquen las nuevas normas y fomenten la convivencia.
Conclusión
La convivencia real entre bicicletas, coches y peatones dependerá ahora de cómo las administraciones implanten estas normas en el terreno y de cómo los ciudadanos —conductores y ciclistas— las interioricen en su día a día.
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