Mantén la motivación: cómo seguir entrenando con el cambio de hora y la llegada del invierno


Llega el cambio de hora, los días se acortan y el frío empieza a apretar. Las tardes que antes terminaban con una buena ruta de MTB ahora se quedan a oscuras antes de que te des cuenta. El viento sopla más fuerte, el barro aparece en los caminos y las ganas de salir, muchas veces, se quedan en casa.


Pero si algo distingue a los ciclistas —y especialmente a los amantes del mountain bike— es su capacidad de adaptación. El invierno no tiene por qué ser una pausa en la temporada: puede ser un momento ideal para fortalecer cuerpo y mente, para mejorar detalles técnicos, o simplemente para disfrutar del deporte desde otra perspectiva.

A continuación te damos una serie de consejos, ideas y estrategias para mantener la motivación y seguir entrenando con sentido cuando las condiciones no acompañan.


1. Acepta el cambio y redefine tus objetivos


El primer paso es aceptar que la rutina cambia. No podrás hacer las mismas rutas largas entre semana, ni tendrás la misma luz ni temperatura. Y no pasa nada.
El invierno puede ser una fase de mantenimiento o preparación en la que el objetivo no sea acumular kilómetros, sino mejorar la calidad del entrenamiento, la fuerza o la técnica.

Muchos ciclistas cometen el error de intentar seguir el mismo plan que en verano, frustrándose al no poder cumplirlo. En su lugar, ajusta tus expectativas: trabaja sesiones más cortas, específicas, y mantén la constancia. Un entrenamiento bien estructurado de 60 minutos puede ser más eficaz que tres horas improvisadas.


💡 Truco: planifica tus sesiones con antelación. Si sabes que madrugará o hará frío, deja todo preparado la noche anterior: ropa, luces, bidón y comida. Reducir la fricción mental es clave para no rendirte antes de empezar.

 

2. El rodillo, tu mejor aliado cuando cae el sol


Durante años fue el enemigo del ciclista. Pero hoy el rodillo vive una auténtica revolución. Las plataformas virtuales como Zwift, Rouvy, MyWhoosh o Bkool han convertido el entrenamiento indoor en una experiencia social, competitiva y hasta adictiva.


Puedes simular etapas míticas, rodar con amigos a distancia o participar en ligas virtuales. Y lo mejor: entrenar sin depender del clima ni de la luz.

Además, el entrenamiento en rodillo es tremendamente eficaz para trabajar la potencia, la técnica de pedaleo o la capacidad anaeróbica. No pierdes tiempo en semáforos, bajadas o desplazamientos: cada minuto cuenta.


💡 Truco pro: combina sesiones estructuradas (intervalos, series, fuerza) con rutas libres o eventos virtuales. Así evitarás la monotonía y trabajarás diferentes sistemas energéticos

 

Consulta nuestro Plan de entrenamiento virtual en rodillo

 

 


3. Invierte en buen material: el equipamiento marca la diferencia


Si algo puede arruinar una salida invernal es no ir bien equipado. El frío y la humedad no perdonan, y la sensación térmica sobre la bici puede bajar drásticamente.

Invertir en ropa técnica de calidad —chaquetas térmicas, guantes impermeables, cubrezapatillas, buff, culotte largo y, sobre todo, luces potentes— es invertir en tu motivación.

Piensa en el equipamiento como en un escudo: si te sientes cómodo y protegido, no tendrás excusa para salir. Además, unas buenas luces delanteras y traseras te permitirán alargar la jornada incluso cuando cae la noche.

💡 Consejo: viste por capas. Mejor tres prendas ligeras y transpirables que una sola gruesa. Así podrás regular la temperatura en función del esfuerzo.

 

Como debemos vestirnos en invierno 



4. Entrenamiento cruzado: potencia lo que la bici no trabaja


El invierno es también el momento ideal para salir de la rutina del pedaleo. El MTB es exigente, pero hay músculos y capacidades que quedan en segundo plano durante la temporada.


Aprovecha estos meses para trabajar la fuerza en el gimnasio, la estabilidad con ejercicios de core o la movilidad con sesiones de yoga o pilates.


También puedes probar otros deportes de resistencia, como la carrera por montaña o el esquí de fondo. Todos ellos ayudan a mantener la base aeróbica y mejoran tu condición general.

💡 Truco: dos sesiones semanales de fuerza o trabajo funcional pueden marcar una gran diferencia. Fortalecerás articulaciones, evitarás lesiones y ganarás potencia cuando vuelvas a rodar con intensidad

 Como empezar a correr siendo ciclista


5. Entrena en compañía y busca nuevos retos


La motivación individual tiene un límite. Cuando el frío aprieta, entrenar con amigos o con un grupo puede ser el empujón que necesitas.

Busca compañeros con tus mismos horarios o inscríbete en un club local. Muchas veces, una simple cita compartida te obliga a cumplir, y lo que iba a ser una salida gris termina en una mañana épica.

Además, puedes aprovechar el invierno para marcarte pequeños desafíos personales: completar una serie de rutas, alcanzar cierto nivel de potencia, o acumular un número de horas en rodillo. Los objetivos concretos mantienen la cabeza activa y el cuerpo en marcha.


💡 Idea: organiza un reto de invierno con tus compañeros de club: “1000 km hasta la primavera” o “5 salidas bajo cero”. Lo importante no es el número, sino mantener la chispa.

 

6. Redescubre el placer del MTB invernal


El invierno cambia el paisaje, los caminos y la sensación de pedalear. El aire es más limpio, el barro añade emoción y los senderos vacíos ofrecen una paz que en verano cuesta encontrar.


Disfruta de esa cara distinta del mountain bike. Aprende a ver belleza en la incomodidad, y a valorar lo que te hace salir incluso cuando el cuerpo te pide sofá.

Un bidón térmico con bebida caliente, un snack energético o una parada corta en un bar de montaña pueden transformar una jornada gélida en una experiencia memorable.

10 errores del entrenamiento invernal


7. Cuida también la mente

No solo entrenas las piernas: el invierno es una oportunidad para fortalecer la mentalidad ciclista. Afrontar condiciones adversas te enseña disciplina, resiliencia y paciencia, virtudes que luego marcan la diferencia en las competiciones o en las grandes rutas.

Recuerda: el descanso también forma parte del entrenamiento. Escucha al cuerpo, evita el sobreentrenamiento y aprovecha los días más duros para planificar, revisar tu bici o simplemente descansar sin culpa.


En resumen

El cambio de hora y el invierno no tienen por qué frenar tu progreso. Con planificación, equipamiento y una buena dosis de actitud, puedes mantener e incluso mejorar tu forma física durante los meses fríos.
Piensa que cada sesión de rodillo, cada salida con niebla o cada entrenamiento bajo la lluvia son puntos que suman. Cuando llegue la primavera y los senderos vuelvan a secarse, estarás más fuerte, más preparado y con la motivación por las nubes.

🌲 El invierno no es un obstáculo, es un terreno más del recorrido. Y tú, como buen biker, sabes disfrutarlo.







No hay comentarios:

Comenta este articulo